miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA PRIMAVERA SE CELEBRA POR LA DIOSA FLORA (festividad pagana Y NO CRISTIANA de Roma)

LA FIESTA DEL DÍA DE LA PRIMAVERA ES UNA CELEBRACIÓN PAGANA Y NO CRISTIANA Flora, en la mitología romana, era la diosa de las flores, los jardines y la primavera. Aunque era una figura relativamente poco importante en la mitología romana, estando entre varias diosas de la fertilidad, su asociación con la primavera le otorgaba particular importancia al llegar dicha época del año. Su festividad, la Floralia, se celebraba en abril o a principios de mayo y simbolizaba la renovación del ciclo de la vida, marcada con bailes, bebidas y flores. Su equivalente en la mitología griega era 'Cloris'. Cloris era la diosa griega de los jardines. Según Ovidio, Cloris era una ninfa que se casó con el dios-viento favorable Céfiro, al que dio muchos hijos. Recibió de su marido el imperio de las flores. Los romanos la veneraban con el nombre de Flora. Recibió culto en el mundo griego y especialmente en el romano, donde se celebraban multitud de fiestas en su honor, con mujeres jóvenes danzando por las calles. La Diosa de las Flores de los Jardines, eternamente joven, fue raptada por el dios de los Vientos, Céfiro, que decidió convertirla en su esposa obnubilado por su belleza. Fue la diosa que ayudó a Hera cuando la esposa de Zeus huyó del Olimpo, tras el nacimiento de Atenea, ofreciéndole refugio en uno de sus templos y le rogó que cogiera la flor más hermosa de su jardín; así lo hizo Hera, y la flor, al ser arrancada del suelo, se transformó en Ares el dios de la guerra. Invocación del poeta Ovidio La diosa flora “Madre de las flores, ven, que has de ser festejada con juegos y regocijos”. Así invoca el poeta Ovidio a la diosa Flora el día en que se inician los festejos. Y aprovechando la benevolencia de la diosa, el poeta le pregunta quién es ella, entre otras cosas, responde: “Gozo de una primavera eterna: el año está siempre sonriente, los Árboles tienen siempre hojas, la Tierra siempre pastizales. Tengo en los campos que constituyen mi dote un jardín exuberante: el viento lo respeta, una fuente de agua cristalina lo riega. Mi marido cubrió este jardín de flores generosas y me dijo: “Tú, diosa, ostenta la soberanía de las flores”. Yo quise muchas veces contar la serie de colores y no pude; su cantidad sobrepasaba la cuenta ¿Piensas tal vez que mi soberanía se limita únicamente a las tiernas coronas? Mi poder divino afecta también a los campos de labranza. Si las mieses cuajan bien las flores, habrá era rica; si cuaja bien la flor de la viña, habrá Vino; si cuajan bien las flores del Olivo, el año será muy fértil. La miel es regalo mío, yo soy la que convoco a los Insectos que producirán la miel a las violetas, los codesos y los tomillos bloqueantes”. “Madre de las flores, ven, que has de ser festejada con juegos y regocijos”. POR: MARIO PICCONE DIAZ

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